viernes, 6 de febrero de 2015

La curiosidad mató al gato.

Siempre haciendo sandeces, siempre metiendo la cabeza en el ano del ogro, haciéndola caca, haciéndola ruina, bobadas de pieles malditas, de senos caídos bajo la calentura, piernas bailando por el sudor, miembro y vagina lubricados con la dejadez de la oscuridad, hierve la sangre en el cuerpo, se van obligando a las neuronas a sentir, a olvidar, se obliga a la voz a gemir, ya no hay pudor, ya no hay confianza, y la curiosidad.. la curiosidad mató al gato.

Adriana Cruz.


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