martes, 24 de noviembre de 2015

María Dolores

Podría decirse que hoy me cansé de no escribir lo mismo, pero de pensar en eso, pensar siempre lo mismo, caminar las mismas calles y comar la misma manzana.

Uno se cansa, y después el cuerpo lo refleja y ya nos duele la cabeza, el dedo o los labios, siempre nos quejamos de manera física, porque no podemos decir que nos duelen las palabras o que se nos acalambraron los sueños o que el sonido, el eco, la barbarie nos pica o nos come, y que la visión nocturna no debería ser solo para gatos y perros. Que si un perro o un gato se pusiera tantita de nuestra lagaña podría ver de colores el mundo.

Pero no, no lo decimos, no lo quejamos, no porque no suceda, si no porque nos duele tanto la uña que se nos olvidó la escritura, nos duele tanto el ojo que se nos olvidó el caleidoscopio, ya no hay golondrinas porque también les duele el pico, porque para cantar necesitan a veces nuestro silencio atento.

Pues bien, para no romper la pendiente aquí estoy yo quejándome que salí mal en la foto del IFE.

Ay!  .. me duele un poco la cara, me duele un poco la cadera, me duele el sexo.

Adriana Cruz