miércoles, 6 de agosto de 2014

Mi canción desesperada






De los veinte poemas de amor y una canción desesperada, escojo la canción desesperada, que sepa Dios de mi impaciencia y desorden, que sepa Dios que tu ausencia me patea el ego, que me come la necesidad de verte, e intento alargarme para ver si por lo menos araño tu espalda mientras te estas yendo.
Y cuando amanezcas, pensarás que fue el gato, o mejor aún, pensarás que fue la bruja, esa de la que hablaba tu abuela cuando sin razón alguna un moretón mal encaraba tu cuerpo. Pero no te asustes cielo, las brujas no siempre somos malas, las brujas también aman a tientas y a tantos.

Pero entre patas de cabra, vísceras de zancudo y remedios caseros, nadie ha podido amarnos porque la nariz en muy grande, las manos mal olientes y la escoba no avanza a mas de cien kilómetros por hora.

Dama Azul

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